jueves, 22 de enero de 2015

2. A veces...


A veces no todo se divide en el bien o el mal, a veces no todo es blanco o negro. Siempre puede haber un termino medio, y supongo que en ese termino medio me encuentro yo siempre.
Quizá no soy la más guapa, pero tampoco soy la más fea, ¿ves?, a eso me refiero, hay muchas cosas en las que podemos ser los mejores, otras muchas en las que somos los peores, y otras que tan sólo somos normales. Mi desgracia es que no hay nada en lo que yo pueda destacar, ni nada en lo que yo pueda ser la peor. Siempre seré intermedia, ¿a eso se le llama ser rara?, si, posiblemente lo sea, pero recordando lo anterior...posiblemente no sea la más rara, pero tampoco la menos rara.

Y es que hay veces que necesitamos a alguien que nos recuerde lo que valemos, otras en las que necesitamos que alguien nos recuerde lo que peor se nos da, y otras, simplemente necesitamos a alguien.

Comprendo que para las adolescentes, entre los 13 y los 20 años nuestra única obsesión es estar perfecta para...¿Los tíos?,no, siento decepcionarte si era eso lo que esperabas leer.
Cuando nosotras decidimos ponernos bonitas, no es para que ellos vean que estamos radiantes, sino para molestar al resto de tías. Aja, si eres un hombre el que lee esto, seguramente te reirás por lo tontas y malas que podemos llegar a ser las mujeres, en cambio, si eres una mujer, negarás esto por completo, a no ser que hayas pasado por esta fase ya, entonces, y sólo entonces te reirás y recordarás cuando hacías lo mismo, o al menos recordarás como chicas que tu conocías lo hacían.

De todos modos, siento decepcionaros de nuevo, pero esto no cambia una vez que se llega a la madurez. No, para nada, incluso a los 80 años las mujeres quieren estar lindas para el resto, y si te das cuenta, ¿alguna vez has visto a tu abuela salir con hombres?, no, siempre salen con más mujeres de su edad.

Ahora, si eres adolescente, tienes dos opciones. Enfadarte conmigo, por hacerte ver la cruda realidad y dejar de leerme, o recapacitar, pensar, darte cuenta de que no miento y seguir leyendo.

Besos, Flor de Lis.

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